Por pocos conocidas, las Grutas de Salamanca se encuentran en el límite del departamento de Maldonado y Minas. A unos 19 km de Aiguá por la ruta 13, se encuentra en Parque Municipal de Salamanca.
Habiéndonos algunos tenido que quedar en Montevideo la semana santa, hicimos un par de salidas por el día en moto – como decimos a veces – para evitar que se nos descargue la batería. Así el día jueves que amaneció con un clima espléndido, cuatro amigos y sus monturas BMW, Suzuki y Honda, nos combinamos para irnos encontrando en el camino, y así fue que Enrique fue el ultimo en sumarse al pasar el grupo por Las Toscas. Seguimos por la interbalnearia y la ruta 9, hasta rotonda de San Carlos y ahí por la 39 hasta Aiguá.
Ninguno de los cuatro nunca habíamos hecho esta ruta en forma completa. Son unos 70 km hasta la ciudad de Aiguá con un paisaje hermosísimo, ya que el terreno va pasando de la llanura de la costa de Maldonado, a la serranía de Minas. El paisaje espectacular y la ruta muy buena. Sobre el mediodía llegamos a Aiguá, donde nos había emprezado a picar el hambre, y preguntando a los lugareños, logramos dar con el único local del pueblo en el que se podía almorzar: “Lo de Juanita”, donde si bien esperamos un buen rato para ser servidos, pudimos disfrutar de las mejores milanesas que habíamos probado en mucho tiempo (y el precio muy en cuenta). Estando allí, pasaron casualmente otros amigos que estaban paseando con la familia: Nelson Mores uno de ellos, y casi enseguida Pisano, el la conocida bodega, quien ya conocido de Willi, vino hasta la mesa a saludarlo.
Willi parando para almorzar en Aiguá.
Luego del almuerzo, nos hicimos una tiradita hasta el lugar. La entrada a las grutas se encuentra bien señalizada en el km 184 de la ruta 13, donde hay que tomar a la izquierda y hacer unos pocos km en un camino de ripio. Se llega finalmente a los pies de un cerro, en el que se encuentra un no muy grande pero hermoso lugar para parar con un parador, baños y unos parrilleros de piedra circulares sobre el piso que dan ganas de armar una carpa y quedarse hasta el otro día. Al llegar nos volvimos a reencontrar con Pisano y su familia, y charlando nos enteramos de que le gustan mucho las motos y tiene varias antiguas, entre ellas una Norton, a las que usa frecuentemente.
Llegó el momento de subir el cerro y visitar las famosas grutas. Comenzamos la ascensión por un camino bien cuidado, que subir con botas y ropa de moto hacía un poco mas difícil. Visitamos las cuevas, sacamos las obligatorias fotos. En las grutas y a través de sus grietas, se filtra límpida y transparente el agua formando un arco iris al ser iluminado por el sol.
Recién llegados al parque municipal de Salamanca
Descanso obligatorio en la cima del cerro disfrutando el paisaje
Los 4 motociclistas en la gruta
Otra vista de la entrada de la gruta
La mayor parte de las grutas abarca un área superior a los mil metros cuadrados y está asociada a la legendaria trayectoria de un bandido llamado Lemos. Según cuenta la tradición, el matrero habría dedicado parte de su vida al saqueo de estancias, cobrando vidas y sembrando miedo entre los vecinos del lugar. Se dice que el producto de sus fechorías - monedas de oro entre otras cosas - eran enterradas por él en las laderas del cerro. El intrincado paisaje de las grutas que le permitían dominar el valle sin ser visto, contribuyó a que fuera apresado.
Una angosta senda, poblada de helechos y arbustos silvestres, nos condujo a la cima, desde donde se divisa la inmensidad del valle, rodeada por la cadena de cerros que conforman un singular paisaje. Luego de descansar allá arriba, bajamos a descansar, charlar y refrescarnos.
Ya a la hora de emprender el regreso se nos plantea la opción de volver por Minas y la ruta 60, pero decidimos hacer el mismo camino que a la ida y volver tomando la ruta 39.
De regreso por la ruta 39.
Fue así que, con una breve parada en Pan de Azúcar para comer algo, terminamos un espectacular día con mas de450 km en la espalda y la amistad compartida. Fuimos de la partida cuatro motociclistas : José Garcia, Enrique Solana, Héctor Antognazza y Willi Lemes.
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