Pare de Sufrir ......







(Foto de portada : ADVrider)




En este blog nos ocupamos de los viajes, salidas y actividades de este grupo de amigos, apasionados por las motos, que les gusta viajar, y cuya única y principal regla es: disfrutar al máximo, mantener siempre la buena onda, y pasarla bien.

De ahí el nombre del grupo (responsabilidad de Ricardo Deluca) con el que - un poco en serio, un poco en broma - nos denominamos.

Para contactarnos, podés llamar al 2619 2901 ó visitá el taller "Willi Motos" , Solano López 1684, Montevideo.

VIDEO : El viaje de Alex Chacón en solitario desde Alaska atravesando 22 países de toda América hasta Ushuaia y regreso en 503 dias.
Espectaculares escenas. Disfrútenlo

viernes, 11 de junio de 2010

De Tierra del Fuego a Alaska en una Zanella 200

Ernesto Urrestarasú es un soñador uruguayo que salió el domingo 9 de febrero pasado, a efectuar en solitario el recorrido de Tierra del Fuego a Alaska en una Zanella 200. Seguí todo su relato que, como manera de apoyarlo. El relato completo lo podés leer en su página:
http://thedreamstrip.com/

Octava Reseña de Viaje de los Sueños.

Desde el 6 de Abril al 4 de junio de 2010

Esta es la primera vez que tengo posibilidad de trabajar ante un computador durante más de un mes.

Han sido tiempos difíciles, donde uno llega a replantearse todos los días su situación, los afectos, la lejanía del hogar, las futuras metas, lo que queda de camino. Todo hace un combo que por más entereza que uno tenga, en momentos tambaleamos. Pero estoy cumpliendo un sueño, mi sueño y eso me mantiene siempre con ganas de pelear hasta el final.

Pasan tantas cosas en un viaje de este estilo que es difícil a veces mantenerse dentro de los objetivos de, sin involucrarte emocionalmente con la realidad que viven o los que vas conociendo en el camino.

Por suerte me puedo proteger en las imágenes de la familia y de los amigos, ellos al solo llamado de su imagen me sacan de cualquier presencia derrotista y colocan mi espíritu en alto.

Retomando la estancia en Cartagena, pasó a ser una búsqueda de cruce a Panamá infructuosa.

No conseguí menor precio para la cimarrona y yo, que 500 dólares.

Los precios oficiales son de 375 por cada uno, en un velero de 30 pies donde hay que hacerle un baño de gasoil a la máquina para soportar el salitre al que se la expone.

Después de discutir con Belisario las alternativas de los peligros de una ruta por Turbo, tome la decisión de arriesgarme hasta allí.

Que la guerrilla, que el narcotráfico, que la inseguridad de Turbo, de los cuales no se tenían noticias exactas, hacían tener más confianza en lograr algo positivo. Estaba potencialmente en la cima y no había escollo que pudiera detenerme.

De esta manera, y luego de pasar una noche en Montería desembarcamos en Turbo, con todas las expectativas de encontrar un paso barato hacia Panamá. Turbo es una ciudad caótica con un puerto intenso que regula el tráfico comercial entre el Chocón y Panamá y el resto de Colombia. Con aguas similares al pantanoso allí llegan barcos con cocos, plátanos y maderas y salen los suministros que necesitan las regiones aledañas al río y más allá, hasta Sansurro, puerto limite con Panamá. Es el lugar donde uno puede cruzar hasta Panamá City más económico de Colombia.

Una persona puede tomar una Panga (lancha con dos motores de 200 hp) hasta Capurgana por un precio de 50 dólares, desde Capurgana hasta Sansurro por 20 dólares (limite de Colombia) Desde Sansurro a Puerto Obaldía por 18 dólares (entrada migratoria obligatoria a Panamá) y desde allí hasta Panamá City en avión por 84 dólares. Total 172 dólares. Esto para cualquier persona que viaje sola o acompañada, precio unitario. Tener en cuenta que migración panameña exige tiquet de regreso en avión con un costo de 84 dólares y 500 en el bolsillo como demostración de solvencia.

Esta es una ruta segura, solo tener algún cuidado o prevención, pero es una ruta segura.

Todo bien hasta aquí, lo que dificultaba mi viaje era la moto. Llevarla en panga tenía una tarifa de siete lugares, seis para la moto y uno mío, lo que nos dejaba fuera de juego. Allí comenzó el derrotero por el puerto en busca de un barco barato para llevarla.

Me acerque a una vidriería enfrente al puerto llamada el Limaso.

Opté por hacer de ella mi centro de operaciones, los barcos estaban al cruzar la calle, y mientras, me mantenía en un lugar donde me sentía como en casa. Allí pude hacer unos pocos pesos, a veces un almuerzo y canilla libre de agua y café.

Pasaba todos los días buscando un capitán que me llevara con poco costo. Los días pasaron dentro de la vidriería con compañeros que eran unos fenómenos: Gloria Piedad López en la parte administrativa, Jimmy Giraldo a cargo de la parte de ejecución (en los días que estuve se separó de su mujer), Alex Yerena también en la parte de ejecución (en los días que estuve allí se separo de su mujer)y José Alfredo Gómez (hasta que me fui seguía con su esposa). Bromeábamos de cambiar el nombre de la vidriería a mal de amores. Marco esto, pues a lo largo del camino colombiano fue una constante encontrar hombres y mujeres con varios hijos de diferentes parejas.

Durante el día en la vidriería, y por las noches grandes charlas con Nelson Frank Quinteros y Rolando Kiala Padilla. Frank era un colombiano que vivió 34 años en Estados Unidos y que por algunos problemas ilegales fue en cana y luego expulsado del país, pues nunca hizo los papeles legales. Estaba en la lucha de cruzar ilegalmente a Panamá. Quería entrar en USA para ver a su hija y volver a encaminar su vida por cánones normales. Rolando o Roli era un cubano de La Habana centro, que buscaba el refugio de USA para poder pedir el exilio de su mujer y su hija en Cuba.

Los problemas y persecución del DAS, el organismo migratorio de Colombia, que les hizo a ambos es parte de una epopeya.

Durante las noches examinábamos las perspectivas y buscábamos la mejor fuga de Colombia para cada uno de ellos.

Los funcionarios corruptos del DAS estaban como perros detrás de Roli, tratando de sacarle dinero para evitar la deportación a Cuba, y la situación en el hotel Bahía cada día era más tensa. Por el lado de Frank habíamos encontrado una posibilidad legal de llegar a Panamá, pero se carecía de dinero. Durante varios días me esperaban que llegara para comprar un par de panes que compartíamos entre todos. Yo tenía el respaldo de mis amigos en Uruguay que eran una GRAN AYUDA, pero ellos estaban peor que yo, sin respaldo y perseguidos.

Mientras seguía buscando un barco para mi desde la vidriería, así conocí al Rey David, el barco que usó Jesús Pocho Motos para cruzar a panamá, pero se iban en la noche y era imposible hacer el zarpe a la hora que di con el capitán. Fue creo la única posibilidad real que conocí de embarcar bajo un precio razonable. Seguí en idas y venidas hasta que di con el capitán del Leviatán, este prometió llevarme a Puerto Obaldía por 300 dólares.

Esa noche cuando llegue al hotel con la novedad que partía en la madrugada hacia Panamá, encontré solo a Frank, pues a Roli se lo habían llevado los del DAS detenido. Mi alegría de partir fue opacada por la noticia.

Esa noche Jimmy apareció por el hotel y me invito a unas cervezas como despedida.

Era un buen compañero en la vidriería que estaba pasando la etapa de separación de su esposa e hija.

Más tarde me encuentro a Roli, me comenta que lo tenían los del DAS y que lo dejaron ir con la promesa de entregar un supuesto dinero que recibiría por medio de un giro desde Cuba.

- Me voy ,voy a cruzar la selva- me dijo a la apurada.

C

uídate, tienes que acordarte de todo lo que hablamos, mantenerte alejado de los caminos – le recomendé.

Había elegido ir por la tierra de la guerrilla y los narcos, una de las rutas más peligrosas, pero no tenía alternativas.

Por suerte el esposo de la chica que atendía en el hotel, era policía y ayudo a Roli y otros tres cubanos a llegar a Capurgana en lancha, incluso le puso un custodia para que el DAS no pudiera intervenir hasta el destino.

Esa noche se labró la historia para los tres, mas tarde le di 50 dólares a Frank para que fuera a sacar el pasaporte a Montería

Esa fue la última vez que nos vimos antes de embarcar en el Leviatan. Salimos de madrugada con La Cimarrona atada en un costado. En la mañana llegamos a un caserío anterior a Capurgana. Allí ayude a bajar más de 2000 ticholos y 50 bolsas de cemento que iban en las bodegas del Leviatan. Esa tarde llegamos a Capurgana, donde dejamos el resto de la carga pesada para luego ir a anclar en las afueras del puerto, se presagiaba tormenta y no era bueno estar atados al murallón del puerto.

En la mañana llegamos a Sansurro, lugar donde me daban la salida de Colombia en la oficina del DAS.

Descargamos los últimos bultos y pusieron rumbo a Puerto Obaldía, cerca del mediodía estaba por allí con el inconveniente que el barco solo anclaba en la bahía, y que la moto debía desembarcar en una panga.

Toda la tripulación me dio una mano en poner la moto dentro de la lanchita y bajarla en tierra, les agradecí a todos, y me fui por senderos sin calle rumbo a migraciones panameña. Estaba en Panamá, pero todavía no sabía los problemas que vendrían, igual estaba contento y preocupado, me quedaron 400 dólares para la entrada ante una exigencia de 500 dólares para demostrar mi solvencia económica.

Llego a migraciones y me preguntan si había hecho aduana.

Fue el primer país que me pedían revisar si la moto estaba en regla para luego hacer la parte de migración.

El encargado de Aduana Panameña estaba en el cyber de allí reparando no se qué, pero me contesto que no me podía atender hasta el otro día, porque estaba ocupado. Esta persona se llamaba Humberto, era dueño del cyber, de un restaurant y de un hotel.

Venia de Colombia con tres terribles valijas en la moto y no me revisaron para nada, podía haber pasado cualquier cosa.

Vuelvo a migraciones a decir que el funcionario de aduanas no me atendía y me contestaron de mala manera que esperara hasta el otro día. Estaba en Panamá pero legalmente no existíamos hasta el otro día. Busqué un lugar donde dormir alojándome en un hotelucho del alcalde de la ciudad. Puerto Obaldía era un lugar de la comarca de los Kunas Yala donde vivían mayoría de colombianos radicados panameños. Al otro día hice los papeles. Fui atendido por la gente de aduanas y migraciones. Tenía 400 dólares en el bolsillo pero cuando me preguntaron cuánto tenia, conteste 500 y como no lo comprobaron, pase legalmente a Panamá. Durante una de las recorridas en la tarde, por la ciudad me encuentro con Roli que recién había llegado. Nos dimos un abrazo. Estaba contento, había logrado llegar a Panamá. Roli y sus amigos se habían bajado antes de Capurgana y habían rodeado el pueblo entrando por el lado de la selva. Allí se enteraron que el DAS los buscaba enloquecidos por el pueblo, por lo que optaron caminar hacia la frontera entre la selva.

Fueron dos días larguísimos pero al fin después de pasar por una finca de narcos, con plantaciones en ambos lados y pasar una noche bajo la selva, con todos los miedos que esto significan, encontraron un destacamento panameño y se entregaron pidiendo refugio. En Puerto Obaldía hay una oficina de la ONU donde se presentaron pidiendo refugio. Los cubanos que estaban por este lugar eran quince. Había gente que hacía tres meses que habían llegado y todavía estaban allí. Esta perspectiva no nos gustaba mucho; pero bueno, estaba seguro por ahora y habían hecho denuncias contra los corruptos del DAS, uno de los cubanos había grabado los interrogatorios en Turbo con nombre y apellido. Los cubanos habían perdido sus pasaportes en mano del DAS. Unos días más tarde llegaban en una panga a cambio de no darse a conocer aquella grabación.

Pasaron los días en búsqueda de un barco para salir de allí, la próxima meta era Carty,una isla frente al continente Panameño donde supuestamente empezaba la carretera.

Los barcos no aparecían y pasaba los días pescando y de charlas de la supuesta realidad cubana. También conocí a Pedro Berrios y Wilson Gondoni que viajaban a radicarse en Panamá City.

Pedro había estado trabajando por varios años en USA y me decía

- A los cubanos hay que creerles la mitad de lo que dicen.

- No sabes cómo viven en Miami.

- Se hacen mantener por el estado

Pedro era una persona con una visión similar por lo que congeniamos enseguida, apostaba al trabajo y todo aquel que estuviera de vivo, haciéndose mantener por el estado era objeto de críticas duras y los cubanos no eran de su devoción.

Yo no tenía nada contra nadie. Era un observador de los eventos, pero me dolía conocer personas que de alguna manera tenían sus derechos universales coartados.

Seguían pasando los días y no aparecían los barcos, se me habían ido 100 dólares como agua. Por lo que opte a mudarme cerca del muelle para tener bajo la vista los movimientos de salidas de las pangas. Me instale bajo una construcción abandonada al lado del destacamento de policía. Fueron días DUROS, llego el cumpleaños de Alexa mi hija y la mañana me agarró con una gran congoja. Algunas lágrimas se me escaparon por primera vez en el viaje.

Por suerte arribó a mi lugar un canadiense que venía con una compu, y pude comunicarme con casa. También era el cumpleaños de Raquel. Fue una alegría poder comunicarme después de varios días. Me ordené el desorden que tenía por dentro y de vuelta estaba con el espíritu alto, pronto para la batalla. Pesqué mi primera manta raya y tres pargos rojos. Eso presagiaba tiempos mejores.

Como me juntaba con los cubanos entré bajo el régimen de movilidad de la policía, no podía ir hasta la catarata a bañarme, ni hasta la playa.

Un martes llego Frank con dos colombianas y un yanqui guitarrista llamado Cabell Harris del norte de San Francisco.

De vuelta estaba entero el triunvirato de Turbo. Había sacado el pasaporte y se unió al grupo para poder juntar los 500 dólares de entrada. Luego de hacer los papeles sacaron pasaje de avión para el otro día. Al final los últimos fueron los primeros en irse.

Al otro día los acompañe hasta el aeropuerto para despedirlos.

Cuando puedo converso con el piloto de la posibilidad de embarcar la moto en el avión, lo que por el tamaño de las puertas y el peso de la maquina era imposible de hacer.

Cuando termino de hablar, la funcionaria llamada Primitiva que vende los pasajes, empezó a gritarme que me pusiera algo y llamo al policía allí presente para que me obligara a ponerme una camiseta. No entendía nada estaba en una pista de aterrizaje en un claro de la selva, donde no había edificaciones, rodeado a 500 metros por mar de todos lados, con playas y palmeras y no podía desplazarme en shorts, descalzo y sin camiseta.

Me fui antes que me llevaran preso, luego me averigüe que en el poblado hay tres iglesias de esas que creen en la salvación si lees la Biblia, y que es una incitación a la fornicación pasearse a torso descubierto. Lo bueno es que todas y todos tienen hijos con varias parejas y se juntan y separan como algo sin importancia entre ellos.

Primitivo era la palabra adecuada para este lugar y para esta mujer alterada. Volví con los cubanos que por cierto estaban bastante mal, sin dinero, sin comida, sin baño donde hacer las necesidades, durmiendo en el piso. Sus condiciones eran jodidas, hacíamos excursiones para recolectar mangos para alimentarse.

De esa manera entable relaciones con Olga Céspedes de Camagüey, Alexis Diez de Habana y su pareja Mary Castillos, Felipe Frías de Camagüey y su amigo Carlos Espinoza también de Camagüey.

Olga era ceramista, y en la búsqueda de dar una vuelta de tuerca a la situación, hasta llegaba a ir a la iglesia para entablar una buena relación con los lugareños. El resto, cada día que pasaba, llevados a cuentos por la funcionaria de la representación de la ONU, que por cierto seguía el esquema de su compañera Primitiva, estaban más encontrados con el sistema. Diez días después nos enteramos que esa funcionaria no había mandado los papeles hacia la central en Panamá City. Eso derivo en la toma del local, llegando inclusive yo a dormir en el hall junto a los cubanos en señal de protesta.

Los días pasaban y hice amistad con guardias kunas que a la larga fueron los que me dieron una mano a salir de Puerto Obaldía. Estaban llegando barcos pero nadie me llevaba por un buen precio. Al fin llego Rey Emmanuel, un barco panameño con un capitán Kuna, el guardia de la policía hablo con Brasilio López capitán del Rey Emmanuel y acordaron llevarme por 50 dólares.

Llevar la moto al barco costo 20 dólares para una panga que trasladara la moto, previo tuve que pagar la bajada anterior pues si no se negaban a llevar hasta el barco.

Al fin pude zarpar hasta Carty, tenía que dar una mano en las descargas. Me quedaban 140 dólares para seguir después del desembarco. En el barco entable una relación cordial con todos:

Luis Eduardo Conejo (Koby) con quien entablé una buena amistad, paseamos por las islas cobrando las cuentas y haciéndome pasar por suegro suyo. También estaban Samuel Molinar (Chespy),

Adrenor Cabrera, Diego (cocinero), Evelio y Gino Vázquez (pescaba hasta con la mano). Entre ellos pasé como seis días cruzando la comarca Kuna Yala. Viajamos en un ámbito jovial desarrollado principalmente por Brasilio y Koby. En todo el viaje me llamaban gringo, argentino, paraguayo y otros, pero nunca pude implantar el uruguayo cuando se referían a mí.

Cruzamos lugares espectaculares de aguas trasparentes, durante la travesía pesqué un mero como de ocho kilos, hasta fui censado.

La comarca Kuna Yala está formada por cientos de islas a lo largo del golfo de San Blast, cada isla es una comunidad independiente, donde la autoridad la ejerce un jefe tribal denominado Sheila que ejerce junto al consejo, una construcción que alberga varios miembros. En cada isla hay una o dos canchas de básquet y volley.

El consejo controla la venta de cocos y plátanos recolectados en la parte continental, que luego es vendida o cambiada por mercaderías a barcos colombianos.

Las infracciones comunitarias, el consejo las castiga sentándote en un banquito muy pequeño a torso descubierto y te golpean con una rama de ortiga a manera de latigazos.

Para que la raza se mantenga pura se multa a cualquier extranjero que tenga algo con una Kuna al pago de 500 dólares y la sentada al banquillo.

Esta comarca recibe apoyo financiero de Francia para que se preserve tal como está, por la influencia climática de la corriente que llega a este país. Al ver las construcciones de los kunas se observan sobre el agua los baños rodeando la isla. Toda la porquería y la basura terminan en esas aguas que viajan con la corriente hasta Francia.

Me hicieron sufrir en el desembarco de Carthy, pues era una isla y tenía que trasladar la moto varios kilómetros en una panga india de madera y sus implicancias. Por fin gracias a que Koby intercedió con Brasilio, decidieron dejarme en Miramar, puerto final del barco, donde desembarcábamos a un muelle directamente y comenzaba la carretera de asfalto.

Fueron días que tuvieron de todo, pero sé que cuando baje no quería saber nada de pescado y arroz. Hacíamos desayuno, almuerzo y cena en base de pescado y arroz. Un día que no pescamos nada se cocino arroz con sardinas.

En Miramar arme la moto con las valijas, me despedí de todos y dejé la caña de pescar y el equipo de frío bajo el cuidado de Koby para la vuelta, quería ir rápido y recuperar tiempo. Como a las 14.30 me puse en camino hacia Colón. Estaba loco de la vida, volvía a estar en ruta de nuevo y la selva brindaba paisajes muy lindos para la cámara. Llegue en la noche a Colón, zona peligrosa a esa hora, pues de noche es tierra de nadie. Me vi obligado a ir a un hotel donde se me fueron 20 dólares. Gastos de teléfono y comida me dejaron en cuenta de cien para llegar como próxima meta a Guatemala. El tiempo dirá hasta donde llegaré, esa noche me comuniqué con casa, hacía fecha de casado, cumplía 25 años con Raquel y espero seguir cumpliendo, si no me da una patada en el trasero cuando llegue, recibí la noticia que Sebas se embarcaba en los Ángeles. Esa noche calculé como llegar a los Ángeles para el 30 de Mayo. Qué bueno sería verlo!!

En la mañana salí rumbo a Panamá City con el objetivo de denunciar la situación de los cubanos, de pronto se podía lograr ayuda que los sacara de aquel lugar. Luego de una entrevista con La Diaria, donde les planteé la situación y el periodista se comprometió a editarlo sin tomar partido, pues el estado tiene demasiados vacíos legales sobre varias cosas y como que ellos siguen la línea o están a favor del gobierno de Martinelli. C

uando vi el apellido del Presidente Panameño esbocé una sonrisa y pensé:

- Este entierra a todos los panameños.

En la tarde había cruzado el puente de las Américas, sobre el canal de Panamá. Me dirigí a paso Canoas en la frontera con Costa Rica.

Estaba a 304 kmts de la frontera cuando cargué el tanque en una estación de servicios.

Me alejo de ella y me prendo un cigarro al lado de una gomería.

Se me acerca un veterano y comenzamos a hablar, mientras se venía la noche. Motero el hombre estaba asombrado como él en 6 años le había hecho 12.000 kmts a su moto y yo en cuatro meses 16.500. Al final de la conversación era como si nos conociéramos toda la vida. Me invito a su casa a pasar la noche:

- Tengo unas hamacas bajo techo y podés pasar la noche ahí y de pronto comer algo.

- No te molesta nadie, es muy seguro y tranquilo.

- Vamos – le conteste

Y así fue que termine en la casa de Cesar Rodríguez y Dely Fuentes, en estero de San José (Agua Dulce – Coclé). Cesar era un hombre de 65 años, que edificó su casa con el sueldo de camionero. Hoy retirado de las rutas trabaja en una gomería donde con suerte llega a hacer 5 o 6 dólares diarios. Allí pase una noche tranquila, cenado, con perspectiva de desayuno y buenas ondas.

Al otro día seguí a Canoas donde llegue al mediodía, Antes de pasar la frontera se puede leer un cartel con el slogan del gobierno:

“Ahora le toca al pueblo” que algún malintencionado agrego” pagar más impuestos y pagar más por la comida”, esta es la realidad de Panamá. Migración panameña estaba con corte de luz por lo que me comí un buen plantón. Una de cal y otra de arena: compré el diario panameño y bajo el titulo “cubanos varados” se hablaba de su situación sin jugarse mucho. Me encuentro con Cabell Harris y cuenta que Frank fue regresado por no contar con solvencia económica desde Panamá city hacia Colombia. Pobre loco, espero que hoy haya podido legar a sus metas, una lástima. Las colombianas y Harris habían pasado pero él había quedado.

Al fin pase migraciones costarricense y puse proa a Palmar Norte, donde la ruta se bifurca y uno puede esquivar la subida de la montaña de la muerte e ir costeando por una ruta más o menos bien que se junta con la nueva carretera a San José .Esa noche en una gasolinera hice cálculos y el dinero me daba exacto para llegar a San José con peajes incluidos. Tenía como meta llegar a Motul para ver si podían darme algún apoyo.

Al otro día después de cruzar por lugares magníficos, y pasar algunas peripecias en busca de la dirección llegue a la central de lubricantes, representantes de Motul. El dueño estaba de viaje y el gerente no podía ayudarme. Por lo cual fui hasta el canal 7 local, pero tampoco había ningún periodista que pudiese interesar la historia. Lo bueno es que la secretaria me consiguió la dirección de la embajada de Uruguay. Soy atendido en ella por funcionarios ticos .Ellos logran llamar a un uruguayo que tiene un restaurant y coordinan para que me dé una mano. Con toda la energía salgo hacia el local de Eduardo Espinosa, denominado “Las Llamadas”

Después de dar varias vueltas, por fin doy con el local y encuentro a Eduardo. Después de un rato ya me había conseguido trabajo con un ex patrón que tenia La Cava Del Duende, una parilla perdida en la montaña, cerca de Coronado en un paraje llamado las Nubes.

Como era ya tarde me ofreció una suculenta parilla con chinchulines, riñones, y carne. Ambos no pudimos terminarla.

Un monstruo Eduardo, no sé si sabía lo agradecido que estaba, parecía estar en un pedazo de Uruguay.

Esa noche dormí en el restaurant y cerca de las once salí para Coronado, donde llegue luego de perderme e ir a dar a Cartago cerca de la tardecita. La cimarrona llego con el olor a nafta, tanque seco. Allí tuve una entrevista con Bernardo el dueño:

- Que sabe hacer? – Pregunto

- Lo que quiera

- Bueno a mi no me sobra trabajo, pero siempre hay algo.

- De pronto usted puede dar una mano lavando platos y cacharros en la cocina. Inclusive se puede quedar aquí

- Dele, vamos arriba!

Me presentó a Dorian el chef encargado de la cocina y ahí mismo arranque a lavar platos, se fueron todos y seguía lavando platos.

Pronto le agarre la mano, y comencé a relacionarme con toda la gente. En la cocina Dorian Sánchez, Manrique Zúñiga y María:

En la parilla Greeve, y en el salón y bar Mario Ramírez, dos inútiles:

David y Andrés, Nibia en el hotel, Leo en la entrada y un satélite llamado Julio Ulloa.

Pasaba todo el día trabajando, siempre buscaba estar ocupado en algo y si no, me encontraban tareas.

No tenía comunicación con el mundo exterior, ni cigarros, ni internet. Solo debía dedicarme a trabajar. De a poco fue mejorando la situación, Dorian y Julio me trajeron cigarros, mas algunos que mangueaba al resto. Nibia me dio dinero y pude ir en ómnibus a Coronado y mandar un correo a la familia y amigos.

Al otro día llamaba Walter y la familia. El Sebas se embarcaba y como siempre los amigos de fierro le solucionaron los problemas.

En la noche llegaron Jorge y Waldo, dos uruguayos a conocerme, luego de charlar con ellos se sentaron en una mesa y pidieron una botella de vino.

- Siéntase libre de estar con sus amigos que vinieron a verlo –me dice Bernardo

Y de inmediato me senté con ellos a charlar de bueyes caídos, de las vidas de cada uno, pero por sobre todo a disfrutar de dos botellas de tempranillo español que estaba demás. Desde la casa de Iván, en Perú no tomaba un buen vino. Fue un disfrute y más cuando se agregó Bernardo y esposa, invitando con una tercera botella. Cuando comento que la moto no estaba bien, Jorge se ofreció para hablar con su mecánico y ver que se podía hacer, que por los repuestos los pagaba él, y la mano de obra iba a ver si la conseguía.

Acordamos que haría unos pesos para seguir y luego bajaba a San José y nos encargábamos de la moto.

Fue un lunes de novela, primero hablar con Raquel, Alexa, Sebastián y Walter y después la solidaridad de dos desconocidos uruguayos que brindaban como Eduardo su apoyo incondicional.

Las cosas de a poco se encaminaban, los días pasaron entre los compañeros del bar. En las noches charlas con Julio, un personaje que había estado en USA, que había estado metido en TODO. Desde salonero del Astoria hasta los amigos colombianos del trafico.

Había estado con Kissinger en la casa blanca y un montón de personajes, hasta enredado con el cartel de Pereira.

Sus anécdotas hacían de las dos o tres noches compartidas un sabor especial.

Mario un fenómeno. Me regalo una campera y una máquina de afeitar, era de los saloneros el único que valía la pena. Los otros dos, un nica y un tico no servían ni para ellos mismos, terribles vagos.

Con el resto tenía una relación cordial, y grandes charlas de cocina con Dorian, de sabores de comidas y de vida.

Hacia unas masas de pizza que servían para todo, bocachas y pan.

Más de una vez termine en un café con leche con sus delicias de pan y focachias.

paso del tiempo me entro el síndrome de la cocina, arrasaba con todo. Luego que todos se iban y terminaba de trabajar me hacía de cenar y terminaba con algún tiramizu o trileche.

Me ponía fuerte para el futuro. Aunque lo que hacía podía usarlo en el resto del camino: viajar de día y por las noches lavar platos; eso me aseguraba un jornal, una comida y tal vez un techo, al mismo tiempo. Iré probando en las ciudades como me va.

El lunes llegó Bernardo con mi sueldo, poco más de cien dólares. Por lo que me despedí de él y arranque para lo de Eduardo, donde Waldo me iba a buscar con su moto para llevarme al taller de Jorge.

Pasó el tiempo y Waldo nunca apareció, como a las tres de la tarde Eduardo preparo unos tallarines a los cuales se añadió Jorge con unas cajas de vino. Bajamos bastante ya que el día estaba perdido para el taller. Jorge nos dio las indicaciones pertinentes para llegar solo, aunque no tenía ni idea de donde quedaba el taller.

Al final de la tarde llego Waldo, a quien alquilamos por un buen rato, se preparo un mate y seguimos hablando entre vinos y mates de bueyes perdidos. Los momentos que pasamos juntos fueron de los mejores desde que había estado en Perú bajo la tutela de Iván y Malena. Me sentía fuerte y con el espíritu de seguir, estaba entre amigos.

Al otro día me desperté temprano y me fui hacia lo de Mario Chapupo, el mecánico de Jorge.

Arreglamos la parte de la rueda trasera que tenía problemas y algún ajuste más y coordinamos para bajar el motor y ver los ruidos raros en el motor.

Después de dar una vuelta Mario se dio cuenta que los ruidos eran el motor suelto y no de las marchas.

Repaso todos los tornillos y la cimarrona quedo como nueva, pronta para el camino de la próxima parada a Guatemala.

En caso de reparaciones esa es nuestra próxima meta.

Van un par de días que trabajo en la reseña alistándome para partir el viernes, o sea mañana. Eduardo y Waldo están siempre conmigo.

He tratado de emprolijarme y me he cortado el pelo me afeito y estoy pronto para hacer camino de nuevo con renovada energía,

He aprendido mucho en esta estadía, contactos en USA, en México, de cocina y que en todo restaurant necesitan un sacrificado lava platos y en todos lados tenés trabajo.

oy hablaba con Verónica, una nicaragüense que trabaja con Eduardo, que esto era más que uruguayos hospitalarios sino uruguayos solidarios.

Estoy con las fuerzas intactas y con el objetivo a la vista.

Próxima parada Motul de Guatemala, en busca de algo de respaldo para la cimarrona, ya precisa cubiertas nuevas y alguna cosa más, vamos por solucionarlas. Es una lástima que no encontré un cable para la cámara y así poder bajar las fotos. Mañana me despido de la Embajada y de pronto encuentro algo para enviarlas, tengo demasiadas en la cámara.

Por lo pronto estoy bien, siempre con los afectos de familia y amigos presentes cada día, esa fuerza me llega y me empuja hacia adelante. Agradezco a Taller Chapulpo de Mario Alfaro, ubicado en Guadalupe, cruce con Moravia, me dio una gran mano.

También a Eduardo y su restaurante “las Llamadas” que me han alimentado y dado alojamiento durante varios días.

A todos los que intervinieron directamente o indirectamente en que hoy estemos en Costa Rica, GRACIAS, nos vemos en el camino....

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